Orgullosa y altiva
se yergue vizarra
coronada de petalos y espinas
de seda y terciopelo,
desprendiendo aromas,
embriagadores.
El viento lo intenta
pero no lo consigue,
misión imposible,
doblegar su orgullo.
Se refugia tras afiladas
y estriadas hojas
y embauca a las infelices
para atacarlas con sus
hirientes estiletes en
forma de espinas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario